Adolfo Rubio López

Esta noche en Valencia , ha fallecido Adolfo, a los 71 años de edad.

Hijo de Aniceto e Irene, un abrazo para todos sus familiares

1 Response to "Adolfo Rubio López"

  1. ADOLFO

    Se han cumplido nueve meses desde que nuestro amigo Adolfo nos dejó a todos plantados y apenados. Creo que fue a primeros de Octubre del pasado año cuando nos informó de que padecía una grave patología cancerígena y que, en breve, debia hospitalizarse para una intervención y tratamiento.

    Nunca lo hubiéramos imaginado. Desde que accidentalmente lo conocimos en el Parque del Turia, de Valencia, al comenzar los confinamientos masivos que se produjeron en Marzo de 2019. Cerrados los colegios y teniendo a dos niñas de tres y seis años de edad, a nuestro cargo, no podíamos mantenerlas encerradas en casa, indefinidamente. Así, pues, cada mañana las llevabamos a una zona del Parque, próxima a nuestra casa. Fue en este lugar bajo los árboles donde comenzamos a coincidir con Adolfo, acompañado de su perrita “Luna”. Como era un cachorro, tanto ella como las nenas se atrajeron de inmediato y jugaban. Adolfo no se opuso y asi, mientras corrían de un lado para otro, mi mujer y yo conversábamos con él sobre las cosas del momento. Poco a poco nos fuimos enterando de que había sido informático, que había trabajado los EE.UU y España. Que era navarro de origen, etc.

    Y día tras día, excepto domingos, acudíamos a nuestra cita en el Parque del Turia, porque habíamos establecido una relación de amistad. Nada más llegar con las niñas, la perrita “Luna” salía disparada hacia ellas, y estas saludaban a Adolfo con un “hola Adolfo, buenos días”. Y durante casi tres horas compartíamos el banco sobre el que nos sentábamos.

    De lo primero que nos dimos cuenta es que Adolfo era un hombre educado, culto y de carácter firme. Un caballero. Nunca lo vimos preocupado ni abatido. Siempre activo, dispuesto y con buen humor. Hablábamos de historia, de literatura, de la situación presente y los retos del futuro, etc. Así fue como consolidamos nuestra amistad, que aunque breve en el tiempo fue una verdadera y sólida relación. Cuando por circunstancias él o nosotros no íbamos a poder acudir a la cita, nos lo advertíamos. “Oye, que mañana no vendré porque…”. Y ese día nos echábamos de menos.

    Y así llegamos a Octubre del año pasado. Tras informarnos sobre su situación y tener que acudir a la consulta de sus médicos, dijo: “vamos a estar un tiempo sin vernos porque en unos días me hospitalizarán”. Mi mujer le preguntó si podíamos llamarlo por whatsapp de vez en cuando, para ver como evolucionaba y él asintió cordialmente. Y llegó el día. “Bueno, mañana empiezo”, y nos despedimos con un abrazo, incluidas las niñas, para las cuales se había convertido en una especie de “tío”.

    Unos días después lo telefoneamos para interesarnos por su estado y nos dijo que estaba fastidiado por el tratamiento, pero nada más. Y poco tiempo más tarde volvimos a llamarlo varias veces sin obtener respuesta, hasta que fue Adolfo quien llamó a mi mujer para disculparse. “Es que he recibido un tratamiento que me ha dejado hecho polvo y no podía ni coger el teléfono. No os preocupéis, ya os llamaré cuando me encuentre mejor”. Pero fue su última llamada en este mundo. Al transcurrir un tiempo prudencial hicimos gestiones y supimos la mala noticia. Les explicamos a las nenas que Adolfo ya no estaría con nosotros aquí porque se había ido a la Casa de Dios.

    Desde entonces no ha habido un solo día en que no lo hayamos recordado y pedido a Dios por él. No conocemos a su familia y por eso tampoco quisimos importunarla con nuestra presencia ni con palabras de pésame, ni contarles nuestra vida. Habiendo transcurrido ya un tiempo suficiente aprovechamos estas palabras, que son de gratitud, de amor y de amistad, para trasladar nuestras condolencias a la familia y amigos de Adolfo, esa gran persona.- Manolo, Ava, Nenshu y Richa.

Deja tu comentario